Hoy conmemoramos más tristemente que nunca aquella fatídica
fecha en que 192 personas perdieron la vida y casi 2000 fueron salvajemente
heridas, sin que nadie entonces supiera por qué, ni por quién.
Pero con el tiempo todo se sabe y hoy nos hace reflexionar con
profunda tristeza en la relatividad de nuestra conciencia y de nuestra
percepción del mundo que nos rodea. No soy ni tan siquiera aficionado a la
historia y por eso tengo miedo de abordar temas como este, temo hacer quizá un
relato erróneo. Simplemente comentaré aquello que yo recuerdo, con alguna
fecha, nombre o dato prestado de Google.
El tremendo y espectacular atentado del 11-S de 2001 en
EEUU, el de las Torres Gemelas, dejó conmocionado al mundo. Comprensiblemente
los americanos buscaron venganza durante años. En 2003 Bush encontró un enemigo
creíble: Sadam Husein, quien cometía crímenes de guerra sin cuento, incluso
contra su propio pueblo. Era el malo de la película de la época y Bush inventó
un cuento casi creíble: Estaba fabricando o almacenando “armas de destrucción
masiva”, era un peligro para el mundo y había que pararle los pies. ¿Cómo?
Quizá con una “Guerra preventiva…” Lo que era una nomenclatura original para
evitar el sinónimo correcto: invasión de Irak, un país libre que no se había metido
con EEUU ni con Europa. Pero Bush, astutamente buscó el apoyo de otros líderes
occidentales para no ir solo, y, asombrosamente, los encontró: Toni Blair por
el Reino Unido y Aznar, por España, ambos andaban escasitos de popularidad y
esto les venía de perlas para peer en botija, como se dice en mi pueblo.
Fue una guerra relámpago espectacular donde el ejército
americano liquidó toda la defensa iraquí en dos o tres días. Pero después vino
el horror, la invasión y ocupación del país que duró desde el 20 de marzo de
2003 hasta finales del 2011. Nueve años de espanto que incluyeron la ejecución
de Sadam Husein, la colocación de un gobierno títere, la insurgencia de grupos
terroristas como Al Qaeda, el Estado Islámico, y otras de menor calado, crisis
humanitaria, millones de refugiados, cientos de miles de muertos… ¿Os suena
esto de algo en las noticias de hoy, de cada día?
Y la respuesta de los terroristas no se hizo esperar. Del 20
de marzo de 2003, día de la invasión de Irak, al 11 de Marzo de 2004: Atocha,
Madrid. Preferible no recordar. Al Qaeda, el Grupo Islámico de Combate
Marroquí…
¿Y por qué España si los invasores fuimos tres? Se han
escrito decenas de libros sobre ello y casi cada uno esgrime unas razonas. Pero
sea por la razón que sea, nos tocó a nosotros la china.
Hoy estamos angustiados viendo cómo Putin está invadiendo
Ucrania. No ha necesitado cómplices porque él es un dictador absoluto y no teme
la crítica de nadie. Ha inventado un cuento: En Ucrania hay un gobierno nazi,
muy peligroso (curiosamente el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, es de
origen judío, pero eso no importa) y está maltratando a su población, así que
hay que acudir en su ayuda. Por eso ha colocado a la mayor parte de su ejército
en la frontera y está arrasando al país. Y nosotros estamos escandalizados,
angustiados, pero, ¿Cómo se atreve a invadir un país libre, soberano que no le
ha agredido, y masacrar a su población?
No hay memoria de una atrocidad semejante…
¿O si la hay, y ni siquiera es necesario remontarse a Hitler?
Es por lo que este 11-M de 2022 me ha puesto profundamente
triste y desconcertado.
Manuel Reyes
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