¿Qué es el mal?
Con el sufrimiento que nos está provocando la invasión de Ucrania y los crímenes que a diario allí se cometen no es probable que haya todavía alguien que dude de la existencia real del mal. Y tampoco me extrañaría que haya otras muchas personas que, como yo, nunca se habían planteado antes esta problemática. ¿Pero qué es EL MAL?
El tema
es casi tan antiguo como la sociedad. Ya los maniqueos entendían que había dos
principios que emanaban de Dios: el bien y el mal. Lo que ya rechazó San
Agustín por considerar que la maldad no podía provenir de Dios que es solo
bondad. Pero entonces ¿qué es el mal, cuál es su origen? Y llega a la
conclusión de que el mal no tiene existencia en sentido ontológico, no tierne
existencia real, física. Consideraba dos formas de maldad: la maldad moral y la
natural. La primera es la que generan los hombres por voluntad propia y a sabiendas
de que están haciendo el mal, y puede existir puesto que Dios nos creó libres y
por tanto tenemos capacidad de elegir entre la bondad y la maldad. La maldad
natural es la debida a la naturaleza: terremotos, tormentas, volcanes,
enfermedades, etc.
A mí,
como hombre de ciencias, no me atraen las utopías literarias, religiosas, ni
filosóficas, prefiero aferrarme al tubo de ensayo y la probeta. Aunque hay que
reconocer que San Agustín no iba nada descaminado, pese a su época (S.IV). No
obstante yo prefiero estudiar el problema desde la biología que es la ciencia
que conoce ̶̶ porque investiga̶ nuestra naturaleza y existencia. Por tanto
hay que enfocar el tema, no hay que preguntarse por EL MAL, que es solo un
concepto, una elaboración mental, hay que preguntarse por LA GENTE MALVADA, que
es lo que realmente existe y que ya había observado S. Agustín.
El otro
escalón por saltar es huir del planteamiento ético-moral del problema. ¿La
gente malvada lo es por ignorar la ética y las normas morales? ¿Si hubiera
tenido una infancia feliz y una buena educación no sería malvada? No soy
especialista en el tema, pero por lo que he leído sobre él parece estar claro
que no es así. Aunque tampoco nadie niega que el ambiente familiar, la
educación y el entorno social, seguramente influyen.
Se trata
de un tema de comportamiento y, por tanto, habrá que buscar información en
psicología y psiquiatría. Y, habría que comenzar diciendo que en estas
especialidades se piensa que lo ético, lo moral, no es simplemente una cuestión
cultural, social, o religiosa sino que tiene un soporte neurobiológico
evidente. Primero se nace y después se hace. Como decía Ortega: “Yo soy yo y
mis circunstancias”. Hay personas que, independientemente de su educación,
tienen un alto sentido ético, y también hay gente malvada. Los psiquiatras
engloban a estas últimas personas dentro del grupo de los psicópatas. En el
artículo “Psicópatas anónimos”, de Francisco Traver (1), he leído que “los
psicópatas no son enfermos, pero están locos”. Es una frase feliz que dice en
pocas palabras lo que algunos psiquiatras necesitan muchas páginas para
explicar. También que la psicopatía es un hecho biológico con repercusiones
sociales y, por tanto, morales. Pero que nadie nace queriendo ser un psicópata,
como nadie elige su sexualidad.
El Dr.
Traver nos habla de tres trastornos, tres patologías (que no enfermedades,
puesto que no hay en ellas nada clínico que tratar) a las que llama “la triada
oscura”: Narcisismo, Maquiavelismo y Psicopatía. Sus cualidades son:
En este esquema podemos ver las
principales características de cada una de estas tres no-enfermedades, y el
autor nos advierte que si bien hay narcisistas que no son psicópatas, todos los
psicópatas son narcisistas en mayor o menor medida. Y que narcisistas y
maquiavélicos suelen compartir muchas características. Por cierto que, si os
ponéis a mirar con atención, estos rasgos son fácilmente identificables en
muchos políticos conocidos.
Robert Hare, en su libro “Sin
conciencia” (3), explica que en nuestra sociedad existen del orden del 1% de
psicópatas, la mayoría de los cuales son en la práctica psicópatas anónimos. La
mayor parte de ellos son aquellos que solemos etiquetar como estafadores,
maltratadores, acosadores, violadores, etc. Pero que pueden pasar a mayores en
determinadas circunstancias, como son los crímenes de género. Y añade que si
sumamos los pertenecientes a las tres psicopatías mencionadas podemos alcanzar
hasta un 7% de la población (frente al 15-20% de enfermos mentales). Pese a
este pequeño porcentaje en la sociedad general, si hiciéramos la estadística
entre los que ocupan altos cargos en las empresas y en la política seguramente
comprobaríamos que aquí el porcentaje es extremadamente más alto.
Sirva lo
anterior como introducción para discernir el origen del MAL. ¿De dónde viene EL
MAL? Parece que hoy tenemos claro que
son los psicópatas los principales actores. Y viene de su comportamiento y de
las acciones que realizan en beneficio propio con el fin de obtener el poder,
la dominación, la riqueza o la fama. Los psicópatas carecen de empatía, no
sienten el dolor ni la alegría de los demás, carecen en absoluto de valores
morales y por ello juegan con ventaja en la sociedad porque no les importa
mentir, prometer, embaucar, fingir y, por tanto, engañan y se aprovechan de los
demás para lograr sus fines sin experimentar escrúpulos, ni compasión, ni
culpa.
Traver, en
“El clúster psicopático” (2), explica que el término psicópata es una idea
fractal y ocurre en cualquier escala social, así hay psicópatas:
• En los patios de los colegios. Son
los abusadores de otros niños siempre acompañados de adláteres que les ríen las
gracias y que imitan a sus “superiores”.
• Los pandilleros que se ocupan de
robos y dar palizas siempre acompañados de otros más débiles que siguen al
jefe.
• Los empresarios, jefes, capataces
que acosan a sus empleados.
• Las manadas de violadores en
grupo, siempre comandadas por un psicópata.
• Los maltratadores domésticos, que
actúan en solitario y que pueden asesinar a su pareja en un momento
determinado.
• Los asesinos en serie o asesinos
sexuales, que operan en solitario.
• Los que cometen crímenes en masa,
como esos chicos que atacan a sus compañeros en el colegio.
• Los políticos o militares que
cometen crímenes de estado o de lesa humanidad o genocidio.
Hay escalas
bien distintas, cada una con sus características, pero con un denominador
común: En todas ella hay un perpetrador psicopático y una serie de cómplices
que ayudan o miran para otro lado.
Y esta
última es la causa que motivó mi interés: LA MALDAD APLICADA A LA POLÍTICA. La
maldad de personajes como Putin, o como lo fueron Hitler, Stalin, Bush, y
tantos otros. Psicópatas malignos que alcanzaron el poder, a veces incluso de
modo democrático, que fueron adorados por sus países y que envenenaron a sus
sociedades con su maldad y causaron y siguen causando tragedias humanas
inenarrables.
El estudioso
que ha llamado más mi atención en este terreno es el psiquiatra polaco Andrzej
Lobaczewski, autor del libro: “Ponerología política” (4). Quien junto con otros
compañeros suyos estudió el cambio político y social que experimentó su país
tras la ocupación rusa, terminada la segunda Guerra Mundial. Creó el término
ponerología (del griego “poneros”, el mal. Ponerología: estudio del mal).
Lobaczewski se empeñó en comprender por qué las personas “malvadas” parecen
prosperar, mientras que muchas personas buenas y morales luchan por tener éxito
sin lograrlo en muchas ocasiones. Quería entender por qué los psicópatas se
elevan tan fácilmente a posiciones de poder y se hacen cargo de los gobiernos
de los países.
Tuvo que
quemar el primer manual de su libro porque el gobierno polaco tuvo referencias
del trabajo y los servicios secretos vinieron a por él. Por fortuna consiguió
información a tiempo de quemarlo. Para editarlo se vio obligado a emigrar a
EEUU, donde tampoco le resultó nada fácil. Creo que tardó más de 20 años en
conseguirlo, y en la reescritura, de memoria, perdió mucha de la documentación
inicial que había quemado en Polonia. Pese a todo, el libro es una joya y una
referencia dentro de la psico-patología política. En él se desmigaja cómo
evoluciona el proceso desde que un psicópata logra el poder y se rodea de un
grupo de psicópatas en su gobierno. Se desgranan los recursos y procesos que
utilizan para lograr el poder absoluto y cómo despliegan el veneno psicopático
por todo el país hasta lograr lo que él definió como una “patocracia”.
El término
“patocracia”, (del griego “pathos”, dolor, sufrimiento) designa un sistema de
gobierno creado por una pequeña minoría patológica que toma el control de una
sociedad de personas normales. En estos países los medios de comunicación son
controlados, desaparece la libertad de expresión, desaparecen paulatinamente
los valores morales porque se convierte en una sociedad egoísta donde prevalece
el interés propio y desaparece la generosidad y la empatía. La corrupción se
generaliza, la ideología es única y fanática. Se controla la actividad y el
pensamiento de los ciudadanos. Se produce una legislación arbitraria, injusta e
inflexible. Los ciudadanos se consideran “recursos” (recursos humanos), no
personas, de los que se puede disponer. El estado viola los derechos humanos
con detenciones sin cargos, torturas policiales. Todo lo cual acaba provocando
desigualdades extremas entre ricos y pobres y una histeria colectiva cada vez
más generalizada donde la gente imita los caracteres psicopáticos de sus
dirigentes.
Las
patocracias abundan en la historia de todos los países y sin duda son el mayor
problema que la humanidad ha tenido, tiene y, si no somos capaces de tomar
conciencia de ello, seguirá teniendo. Es por lo que este libro de Lobaczewski
me ha parecido esencial y revelador del mecanismo por el que se llega a
sociedades que, por desgracia, conocemos. Un libro reciente donde se aprecia
con todo detalle este proceso es “Los hombres de Putin” de Catherine Belton
(5).
Pienso ahora que si no somos
capaces de idear procedimientos que nos permitan detectar a los psicópatas e
impedir que escalen en los partidos políticos hasta alcanzar el poder, nuestras
frágiles democracias estarán en peligro de fractura en cualquier momento
inesperado.
Bibliografía:
(1) Francisco Traver; “Psicópatas anónimos” Blog: Neurociencia-Neurocultura. Psicópatas anónimos | neurociencia neurocultura (wordpress.com)
(2) Francisco Traver; “El clúster psicopático” Blog: Neurociencia-Neurocultura. El cluster psicopático | neurociencia neurocultura (wordpress.com)
(3) Robert
D. Hare. “Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas que nos
rodean”. ISBN 978-84-4931-361-5 Ed. Paidós. Psicología hoy. 2003
(4)
Lobaczewski, Andrzej, “La ponerología política”, ISBN 10: 2916721509 / ISBN 13:
978-29-1672-150-7; Editorial: SARL Les Editions Pilule rouge, 2013.
(5) Catherine Belton, "Los hombres de Putin", Ediciones Península, 2022. ISBN 978-84-1100-069-7