14 de marzo de 2024

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    Esta mañana la tele vomitaba noticias de las que te producen acidez estomacal, más incluso que de costumbre. Pero entre toda esta basura política de pronto relumbró algo, “hoy, catorce de marzo, se celebra el día del número Pi”, dijo el locutor, como que no quiere la cosa. Di un respingo en el sillón. ¿Qué? ¿Cómo?

       ¡Cómo han cambiado las cosas!, en mis tiempos de juventud la noticia hubiera sido: “Hoy se celebra la onomástica de Santa Matilde, San Jacobo, San Afrodísio, Santa Avelina, …”. ¡Y es que esto de la secularización no para!

      ¿Pero por qué demonios el número Pi? ¿Qué relación tiene este numerillo con el 14 de marzo? Al fin me di cuenta del truco: hoy es día 14 del 3 (o sea 3/14, como escriben los anglosajones), y claro 3,14159265… es justamente el número Pi. Si, si, ese que seguimos escribiendo en griego:

  ¿Pero por qué ese número misterioso de infinitos decimales merece un día del año?  Quizá a más de uno se le ha olvidado lo que le contaron en la escuela. Resulta que si dividimos la longitud de una circunferencia entre su diámetro, sale ese número misterioso: 3,141592… Pero el gran descubrimiento fue que esto ocurría siempre, cualquiera que fuese la circunferencia, grande o pequeña. Y para mayor asombro os contaré que ya en la antigua Babilonia y en Egipto, hace más de 4.000 años, ya se habían dado cuenta de esto y habían calculado que ese valor era de 3,125. Y que, 3.700 años después, Arquímedes, en el 300 AdC, precisó más y calculó que su valor estaba entre 3 y 1/7 y 3 y 10/71(Esto es, mayor que 3,140845 … y menor que 3,142857 …). Ocho siglos después, en el siglo V, DdC, el sabio matemático chino Zu Chongzhi, calculó un valor de 3.1415926. El Pi que hoy usamos contiene 31 billones de dígitos después de la coma y es el que tienen que utilizar los de la NASA y todos los que se dedican a lanzar cohetitos y satélites y esas cosas.

       ¿Y no os habéis preguntado nunca, pero cómo demonios se las arreglaban en aquellas épocas para medir la longitud de una circunferencia? ¿Cómo lo harías tú, con qué clase de regla? Hoy sabemos que dibujaban polígonos inscritos y circunscritos (hexágonos, dodecágonos, etc.) y así sabían que la longitud de la circunferencia era mayor que el perímetro del polígono inscrito y menor que el circunscrito. ¡Qué listorros eran nuestros antepasados!

  Pues, si a ti te parece que esto no pasa de una curiosidad matemática, te equivocas de plano. Hoy este milagroso número aparece en casi todas las ecuaciones matemáticas de la ciencia que nos explican cualitativa y cuantitativamente cómo es el universo en que vivimos. Podríamos poner doscientos ejemplos, pero como muestra un botón: El principio de incertidumbre de Heisenberg (1), de la mecánica cuántica, que establece el límite en la precisión con la que se pueden conocer simultáneamente ciertos pares de propiedades físicas, como la posición y la cantidad de movimiento de una partícula elemental, como el electrón, por ejemplo, aparece el número Pi:


¿Pero sabéis lo más grandioso a asombroso del número Pi? Pues resulta que ese número es seguro que  también lo han logrado averiguar los cientos de miles de millones de seres vivos inteligentes que, sin duda, existen en otros planetas (sí, sí, estoy hablando de extraterrestres), planetas que circulan alrededor de los cientos de miles de millones de soles, como el nuestro que tiene nuestra galaxia, la Vía Láctea. Además de los cientos de miles de millones de galaxias que hay en el universo. Porque en todos estos lugares, el cociente entre la longitud de la circunferencia y su diámetro es justamente el número Pi. ¿No es maravilloso? Si alguna vez os topáis con un OVNI y aparece en la puerta una bella extraterrestre …  mostrarle el número Pi, 3,14159265 y os comprenderá inmediatamente (lo que os traerá una gran ventaja al demostrarle así que no sois un chimpancé sino un ser inteligente. Bueno…  más o menos inteligente) porque nuestro conocimiento matemático y científico es universal ya que consiste en conocer la estructura del mundo, y el universo tiene la misma estructura en todas partes.

                                                                        Extraterrestre doctora en matemáticas

Y es que algunas personas de nuestra humanidad, en lugar de dedicarse a tirarse piedras como dos tribus de monos capuchinos cariblancos, y tal como ocurre en nuestro Congreso de los Diputados, se dedican a pensar, investigar y alcanzar verdades eternas. Auténticas joyas que llenan nuestro tesoro cultural, ese que hoy nos hace ser tan ricos y vivir tan requetebién.

       ¿Qué dices? ¿Que no vivimos tan bien? Pues repasa cómo vivía la gente en la edad media, o en la edad del bronce, o en el paleolítico.

Me refiero a ese inmenso tesoro que guardamos y vamos engrosando constantemente y que comenzó con la gran joya del descubrimiento del ciclo vital de las plantas: de la agricultura, que permitió al hombre nada menos que fabricar su propio alimento. Lo que cambió sus vidas pasando de nómadas a sedentarios, entre otras muchas cosas. Al invento de la escritura que nos permitió fabricar una memoria artificial y universal, casi indeleble: nuestra historia. Y también dar testimonio de nuestra desbordante fantasía. Que siguió con el descubrimiento del modo de deshacer y volver a hacer las rocas, estoy describiendo la cal, el yeso, el mortero romano de cal y arena, el cemento, etc., que permitió construir casas, puentes y calzadas sólidas. A convertir minerales en metales puros, como el cobre, estaño, hierro. Y, siguiendo a grandes saltos, qué me decís del invento de la máquina de vapor que dio origen a la era industrial que nos permitió fabricar máquinas que trabajan por nosotros y que hoy es ya casi parte de nuestra historia porque vivimos en una época nueva, la de las comunicaciones que está convirtiendo al planeta en la casa común de todos, con la electrónica, la informática, la robótica y la inteligencia artificial.

Todo este inmenso tesoro lo han ideado, soñado, fabricado y construido, los pocos sabios que en el mundo han sido. La inmensa mayoría de los humanos han (hemos) pasado por el mundo sin pena ni gloria. Han y hemos vivido; y punto. Claro que también hay una minoría de humanos cuyas vidas solo han servido para causar dolor, sufrimiento, destrucción y muerte, me refiero a los psicópatas. Esas personas que han heredado todos los genes menos los de los sentimientos, que carecen de empatía y de sentimiento de culpa, pero que les sobra narcisismo, orgullo, maquiavelismo y ambición. No quiero nominar a personajes actuales que todos conocemos, pero sí a los más grandes de nuestra historia reciente: a Stalin, Hitler, Mao Zedong… Que se encargaron de convertir parte del planeta en un verdadero infierno. Y los seguimos teniendo.

    Y es que la vida en nuestro planeta es esto. Tenemos de todo, bueno y malo, el yin y el yang, los creadores y los destructores.  La clave parece estar, pues, en aprender a convivir con lo que nos rodea, vivir en calma y buscar la felicidad. Y para ello hay que seguir aprendiendo, investigando, y aplicando con lealtad, generosidad y sabiduría nuestro cofre del tesoro, lleno de conocimientos.


(1) Heisenberg: La relación de indeterminación de Heisemberg establece que la indeterminación en la posición (Delta x) por la indeterminación en la cantidad de movimiento (delta p) es igual o mayor que "h" la constante universal de Plack (h=1,9864x10(-25) julios por metro) partido por 4 veces el número Pi. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su momento lineal y, por tanto, su masa y velocidad.





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