4 de septiembre de 2017

Choque de civilizaciones


"Los habitantes de la tierra se dividen en dos:
Los que tienen cerebro, pero no religión
 y los que tienen religión, pero no cerebro"
 
(De un poeta sirio del tiempo de las Cruzadas)

Ha pasado un mes del atentado de Barcelona (17 Agosto 2017). No logro quitarme la tristeza de encima. No le veo solución al problema. Estamos asistiendo a un choque de civilizaciones, un choque de ideologías que se está produciendo con la misma irracionalidad y las mismas dosis de odio que los habituales en choques históricos anteriores.  No temo por una guerra, temo por la invasión lenta que se está produciendo con la inmigración, una invasión que va llenando nuestras ciudades, nuestras casas, que pronto comenzará a llenar nuestras urnas, que irá cambiando nuestras costumbres y después nuestras leyes y más tarde quemará nuestros libros y ordenadores en las plazas de los pueblos. La pobreza, incluso la miseria, de los países musulmanes hace que Europa sea para ellos como un panal de miel para las moscas. Y nuestra transigencia, nuestra generosidad, nuestros valores humanitarios, nos pierden, porque abusan de ellos. Somos incapaces de cerrar eficientemente nuestras fronteras y los inmigrantes se cuelan como la harina por un colador. Y entre nosotros no está bien visto ni tan siquiera ser receloso y, mucho menos, hablar mal de ellos.

El paripé de los cuatro musulmanes que han salido a decir “No en mi nombre” y otras delicadezas por el estilo, tras el atentado, me ha parecido mero teatro, fingimiento interesado. En el mejor de los casos la reacción de los pocos que tienen cerebro pero no religión, que entre ellos también los debe haber. Pero la verdad profunda y lacerante es que en sus rezos cantan letanías como las que los cristianos rezábamos en latín y ahora en castellano y que dicen cosas como: Señor ten piedad, Cristo ten piedad,… Solo que las suyas dicen (*):

“Dios vaya sobre los cristianos opresores. Y sobre los judíos criminales. (…) Dios les dé miseria y dolor en sus caminos. Dios les vista de sufrimiento. Y con ropas de duelo. (…) Dios les dé pena y dolor en sus vidas. (…) Dios les dé castigo, martirio y angustia…”.

¿De verdad alguien puede esperar de una gente que reza de este modo, con el odio entre los dientes, algún tipo de entendimiento, de comprensión?

Y quiero expresar mi deseo de que mis palabras no puedan generar odio hacia nadie porque ese es el peor pozo negro en el que se puede caer. Precisamente la generosidad, la empatía, los derechos humanos son NUESTROS VALORES, de los que me siento orgullosísimo, pero, lamentablemente, parece que son precisamente los que se quieren derribar, porque NO SON LOS SUYOS. Pienso que en esta situación hay que ser realistas y abrir los ojos para ver lo que está ocurriendo y, a ser posible, vislumbrar lo que puede sobrevenir.

Para ello habría que echar mano de la historia reciente en donde podemos ver una secuencia escalofriante de atentados.

Por recordar solo los más sonados:

  • 2001. Atentado de las Torres Gemelas 11 de Septiembre 2001, EEUU; 2996 muertos
  • 2004. Atentado de Atocha, 11 Marzo 2004, España;  193 muertos.
  • 2015. Atentado de Charlie Hebdo, 7 Enero 2015, Francia; 12 muertos.
  • 2017. Atentado de Barcelona, 17 Agosto 2017, España; 16 muertos, 120 heridos.

Y ojalá termine aquí la lista.

Esto indica una clara constante en el tiempo con una intencionalidad muy clara: aterrorizar a los infieles, ya que no pueden exterminarnos, puesto que su tecnología, su organización y su economía son miserables, comparadas con las nuestras. Pese a que los emiratos árabes tienen millones para pudrir al mundo porque Alibabá les dejó un tesoro oculto bajo las arenas de sus desiertos. Pero parece que estos ricones no tienen muchas ganas de guerrear con nadie, aunque evidentemente alimentan con sus dólares a todas las guerrillas y organizaciones terroristas.

Por desgracia no tengo ni la menor idea de lo que podemos hacer para evitar esta catástrofe inmigratoria. Y no soy en modo alguno partidario de que renunciemos, ni tan siquiera atenuemos, nuestros valores de humanidad y generosidad, pero no habría que confundir esto con el buenismo reinante en nuestros países y sí pienso que deberíamos ser más prudentes, más selectivos, y no admitir en nuestra casa a los que nos muerden la mano cuando les damos de comer. Como dice el periodista Ángel Tristán en el artículo del que he sacado muchos de los datos que incluyo aquí: "Hay que ser políticamente incorrectos con el fanatismo, y que tiemble el misterio".

Manuel Reyes Camacho

(*) Según el artículo de Ángel Tristán publicado en el Huffingtonpost (29/08/2017):

https://www.huffingtonpost.es/angel-tristan/hay-que-ser-politicamente-incorrectos-con-el-fanatismo-y-que-tiemble-el-misterio_a_23187840/

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