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A presión constante, el volumen aumenta con la temperatura. |
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A la temperatura de -273,15 ºC la presión de cualquier gas se hace cero. |
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Movimiento Browniano, con la trayectoria aleatoria de algunas partículas. |
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A presión constante, el volumen aumenta con la temperatura. |
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A la temperatura de -273,15 ºC la presión de cualquier gas se hace cero. |
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Movimiento Browniano, con la trayectoria aleatoria de algunas partículas. |
Ha pasado un mes del atentado de Barcelona (17 Agosto 2017). No logro quitarme la tristeza de encima. No le veo solución al problema. Estamos asistiendo a un choque de civilizaciones, un choque de ideologías que se está produciendo con la misma irracionalidad y las mismas dosis de odio que los habituales en choques históricos anteriores. No temo por una guerra, temo por la invasión lenta que se está produciendo con la inmigración, una invasión que va llenando nuestras ciudades, nuestras casas, que pronto comenzará a llenar nuestras urnas, que irá cambiando nuestras costumbres y después nuestras leyes y más tarde quemará nuestros libros y ordenadores en las plazas de los pueblos. La pobreza, incluso la miseria, de los países musulmanes hace que Europa sea para ellos como un panal de miel para las moscas. Y nuestra transigencia, nuestra generosidad, nuestros valores humanitarios, nos pierden, porque abusan de ellos. Somos incapaces de cerrar eficientemente nuestras fronteras y los inmigrantes se cuelan como la harina por un colador. Y entre nosotros no está bien visto ni tan siquiera ser receloso y, mucho menos, hablar mal de ellos.
El paripé de los cuatro musulmanes que han salido a decir “No en mi nombre” y otras delicadezas por el estilo, tras el atentado, me ha parecido mero teatro, fingimiento interesado. En el mejor de los casos la reacción de los pocos que tienen cerebro pero no religión, que entre ellos también los debe haber. Pero la verdad profunda y lacerante es que en sus rezos cantan letanías como las que los cristianos rezábamos en latín y ahora en castellano y que dicen cosas como: Señor ten piedad, Cristo ten piedad,… Solo que las suyas dicen (*):
“Dios vaya sobre los cristianos opresores. Y sobre los judíos criminales. (…) Dios les dé miseria y dolor en sus caminos. Dios les vista de sufrimiento. Y con ropas de duelo. (…) Dios les dé pena y dolor en sus vidas. (…) Dios les dé castigo, martirio y angustia…”.
¿De verdad alguien puede esperar de una gente que reza de este modo, con el odio entre los dientes, algún tipo de entendimiento, de comprensión?
Y quiero expresar mi deseo de que mis palabras no puedan generar odio hacia nadie porque ese es el peor pozo negro en el que se puede caer. Precisamente la generosidad, la empatía, los derechos humanos son NUESTROS VALORES, de los que me siento orgullosísimo, pero, lamentablemente, parece que son precisamente los que se quieren derribar, porque NO SON LOS SUYOS. Pienso que en esta situación hay que ser realistas y abrir los ojos para ver lo que está ocurriendo y, a ser posible, vislumbrar lo que puede sobrevenir.
Para ello habría que echar mano de la historia reciente en donde podemos ver una secuencia escalofriante de atentados.
Por recordar solo los más sonados:
Y ojalá termine aquí la lista.
Esto indica una clara constante en el tiempo con una intencionalidad muy clara: aterrorizar a los infieles, ya que no pueden exterminarnos, puesto que su tecnología, su organización y su economía son miserables, comparadas con las nuestras. Pese a que los emiratos árabes tienen millones para pudrir al mundo porque Alibabá les dejó un tesoro oculto bajo las arenas de sus desiertos. Pero parece que estos ricones no tienen muchas ganas de guerrear con nadie, aunque evidentemente alimentan con sus dólares a todas las guerrillas y organizaciones terroristas.
Por desgracia no tengo ni la menor idea de lo que podemos hacer para evitar esta catástrofe inmigratoria. Y no soy en modo alguno partidario de que renunciemos, ni tan siquiera atenuemos, nuestros valores de humanidad y generosidad, pero no habría que confundir esto con el buenismo reinante en nuestros países y sí pienso que deberíamos ser más prudentes, más selectivos, y no admitir en nuestra casa a los que nos muerden la mano cuando les damos de comer. Como dice el periodista Ángel Tristán en el artículo del que he sacado muchos de los datos que incluyo aquí: "Hay que ser políticamente incorrectos con el fanatismo, y que tiemble el misterio".
(*) Según el artículo de Ángel Tristán publicado en el Huffingtonpost (29/08/2017):
Un alumno pregunta:
¿Qué existe en porciones de tiempo
inferiores al tiempo de Planck (cronón)? ¿Acaso no se trata de una magnitud
continua?
A esto hay que responder que, de momento, es continua. Nadie
ha logrado demostrar que esté cuantizada. Pero además conviene precisar que hoy
no sería correcto hablar del tiempo así en solitario puesto que desde la Teoría
de Relatividad General sabemos que lo que existe es el espacio-tiempo
tetradimensional. Y aunque el tema del
espacio-tiempo cuantizado está sobre la mesa hace tiempo, en ciencia, para que
algo sea tenido en cuenta, primero hay que demostrarlo experimental u
observacionalmente, y tal cosa no ha ocurrido ni tiene visos de que vaya a
ocurrir. Aunque no es menos cierto que hoy, en física, la teoría camina tan por
delante de la experimentación que más parece que estamos filosofando. Y es que
los rangos de energía necesarios para los experimentos del tema que nos ocupa no
se encuentran al alcance de nuestra mano.
En la pregunta se hace referencia al
tiempo de Planck, que viene definido
como:
(Donde tp es el tiempo de Planck; ħ es la constante de Planck reducida o constante de Dirac; G la constante de gravitación de Newton y c la velocidad de la luz en el vacío.)
Y me gustaría decir que, de momento, no es más que una
fórmula, una ecuación matemática que representa al instante de tiempo más
pequeño sobre el que se supone que pueden ser aplicadas las leyes de la física
–hecho sin confirmar-. O dicho en otros
términos más prosaicos, es el tiempo que tardaría un fotón en recorrer la distancia de Planck:
Y esto no es más que una suposición ya que, hasta ahora, ese instante de tiempo no puede ser alcanzado por nuestros instrumentos de medida. Mucho menos por nuestras experiencias. Conociendo el pensamiento de Planck a veces conjeturo que si el pobre pudiera levantar la cabeza y ver los líos en que los físicos del siglo XX implicaron a su famosa constante “h” se tomaría la cicuta para volver a morirse.
Mientras no se desarrolle la Teoría Cuántica de la Gravitación todo esto no tiene mayor realidad
que el mundo que hay detrás del espejo de Alicia. Aunque como se encuentra
dentro de la lógica físico-matemática siempre cabe la esperanza de que acabe
siendo cierto. Pero hay serias dudas al respecto porque cuando entramos en este
terreno de la escala de Planck crujen
los cimientos de todas las teorías físicas actuales, de todas las Teorías Clásicas, incluida la
Relatividad General. Si está presente la “h” de Planck estamos hablando de
Teoría Cuántica y esta, con las anteriores, las clásicas, solo han tenido hasta
ahora encontronazos hostiles. ¿Cómo se puede imaginar un espacio-tiempo
cuantizado? ¿Se podría seguir hablando
de geometría, de puntos, rectas, curvas,
planos, volúmenes? ¿Qué sentido
tendría hablar de intervalos de tiempo no continuos? Más aún, como pregunta
nuestro alumno: ¿qué habría entre dos
cuantos de tiempo? Para nosotros, hoy, si el tiempo no fuera continuo
carecería de sentido. Dicen los entendidos que para que ambas teorías, clásica
y cuántica, llegaran a casar posiblemente espacio y tiempo se habrán de
convertir en algo no soñado ni imaginado por nadie hasta ahora.
Y es que las esperanzas de alcanzar con nuestros experimentos
estas profundidades del Universo son remotas. Dice el profesor José Edelstein, de la USC en su libro “Cuerdas y supercuerdas”, que si
pudiéramos dividir el espacio-tiempo en porciones ilimitadamente pequeñas (en
el entorno de la escala de Planck) la física cuántica nos depararía un gran
dilema. El principio de Heisemberg
nos dice que cuanto mayor sea la certeza respecto del instante en que cualquier
fenómeno ocurre, más grande será la indeterminación de la energía. Algo similar
ocurre con los volúmenes muy pequeños. En un espacio en que las partículas
fuesen puntuales irían acompañadas por una cantidad de energía infinita. Esto
significa que para aproximarnos en un experimento a estas dimensiones
infinitesimales de espacio-tiempo tendríamos que disponer de cantidades de
energía inimaginables y, por supuesto, inaccesibles para nosotros. En otras
palabras, la experimentación en estos lares es imposible. Pero no acaba aquí la
cosa. La Teoría de la Relatividad General (física clásica) nos dice, al
respecto, que si en un lugar del e-t
muy reducido acumulamos cantidades de energía gigantescas originaríamos
la formación de un agujero negro que desgarraría el tejido espacio-temporal.
Aquí puede verse la incompatibilidad de la Teoría Cuántica con la Relatividad.
Dicen los físicos que para hacerlas compatibles habría que admitir que a esas
escalas de Planck no debe existir la geometría, ni el espacio, ni el tiempo.
Claro que tú, estimado alumno, no te contentas con preguntar sobre la
cuantización del tiempo, además preguntas:
Y suponiendo que el tiempo estuviera cuantizado, ¿que hay
entre un cronón y otro?
Esto es como si en física clásica nos preguntaras: ¿Qué hay
entre una hora y otra?
-
Pues
60 minutos, te responderíamos.
¿Y qué hay entre un minuto y otro?
-
Pues
60 segundos
¿Y entre un segundo y otro?
-
Pues
(si descendemos hasta el mundo cuántico)… 1/5,39.10-44 cronones, posiblemente.
¿Y entre dos cronones?
-
Pues
NO LO SABEMOS porque, como hemos visto, a esta escala hemos entrado en el mundo
cuántico, hemos atravesado el espejo de Alicia, y aquí es posible que ni tan siquiera exista
el tiempo, tal como hoy lo concebimos.
Decía Einstein: El tiempo es una ilusión obstinadamente
persistente.
Y es que, mi querido alumno, en Ciencia lo que NO SABEMOS
ocupa un volumen mucho mayor que LO QUE SABEMOS. Tendrás que irte acostumbrando
a esta idea. Pero el que con esta pregunta hayas tocado lo que aún no sabemos es muy buena señal porque indica que ya sabes
mucho. Sigue estudiando porque las mejores novelas y películas de ciencia
ficción son auténticas mamarrachadas comparadas con lo que la Ciencia nos
depara sobre la estructura del mundo, del que estamos hechos.
Manuel
Reyes
Bibliografía:
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