El hallazgo neurológico de que el cerebro puede tener un "sexo" diferente de la herencia cromosómica (XX, XY) sigue generando controversias sociales y religiosas. |
Hay descubrimientos científicos
que pasan casi de inmediato a la cultura popular mientras que otros se resisten
tenazmente a lo largo del tiempo. Son, especialmente, aquellos que desmontan
viejas creencias o mitos religiosos. Recordemos que todavía hay sectas
protestantes americanas que no admiten la Evolución de las Especies,
descubierta y explicada por Darwin hace 160 años y confirmada universalmente.
Algo similar ocurre con todo lo
relacionado con la sexualidad humana. Cualquier alteración en la sexualidad
estándar de las personas es interpretada por algunas religiones como
perversión, depravación, degradación. Cuando en realidad se trata de simples
alteraciones biológicas que, eso sí, descalabran la convivencia social de quien
las padece. La sociedad ataca a todo el que es diferente. Y las sectas
fundamentalistas cristianas, musulmanas, etc., supuestamente piadosas y
misericordiosas, se encargan de que este sufrimiento se convierta en un
infierno.
Es por esto que el tema necesita
de un poquito de pedagogía y divulgación científica para incrementar el nivel
cultural de algunos. Pienso que solo con que se conociera lo que la biología y
la neurología de hoy saben al respecto no serían necesarias fiestas
reivindicativas como el Orgullo Gay, el día de la mujer, y tantos otros “días” que son producto de los
prejuicios sociales debidos a la ignorancia. Pero debo advertir que yo soy
químico y no experto en las especialidades concernidas así que mi aportación en
este artículo no pasa de una modesta divulgación científica proveniente de la
lectura de libros y artículos que al final reseñaré.
Veréis, existen nada menos que tres niveles de tipologías
sexuales:
1.- El sexo CROMOSÓMICO. Que viene determinado por la herencia
cromosómica del feto que puede ser femenina, si tiene los cromosomas XX, o
masculina si tiene los XY. Pero en estas herencias cromosómicas pueden surgir
problemas.
2.- El seso GONADAL, que en
general viene determinado por los cromosomas heredados pero que en algunas
niñas con ciertas enfermedades originan genitales ambiguos.
3.- Sexo CEREBRAL. Un niño con
genitales masculinos y cromosomas XY puede sentirse mujer y comportarse como
tal. Y lo mismo ocurre con las niñas, XX, con genitales de mujer y que se
sienten hombres.
Ya en el caso primero, del sexo
cromosómico, pueden darse una gran variedad de alteraciones sobre la norma:
individuo con cromosomas XX es hembra y con XY es macho. La cosa es mucho más
complicada porque hay personas con “averías” como el síndrome de Turner, con un
solo cromosoma X (resulta una niña), o el de Klinefelter con tres cromosomas
XXY, del que resulta un niño. Incluso a veces ha podido observarse la
formación: XXXY. Pero no vamos a entrar en las anomalías cromosómicas y sus
consecuencias que son muy complicadas. Tampoco con el sexo gonadal que a veces
hace que los órganos sexuales del niño no se correspondan con sus cromosomas o
incluso a veces que sean ambiguos, que tengan los dos.
En el caso que nos ocupa nos
interesa el último, el sexo CEREBRAL que es el que nos conduce a las preguntas:
- -¿Puede un niño tener cuerpo y gónadas masculinas y cerebro femenino?
- -¿Cómo es posible que una niña con cuerpo y gónadas femeninas se sienta hombre?
Ambas cosas son posibles y de
hecho se dan con relativa frecuencia para desgracia social de los afectados.
Por fortuna hoy se conocen las causas fundamentales gracias a exitosas
investigaciones que se iniciaron en el pasado siglo XX y que dieron lugar a
varios Premios Nobel de química y medicina; y que lógicamente continúan. La
investigación en mamíferos de diversas especies está muy avanzada puesto que
los primeros estudios sobre diferenciación sexual empezaron a mediados del
siglo XX, pero en humanos, por razones éticas fácilmente comprensibles la
investigación se encuentra más retrasada, si bien es cierto que a niveles bioquímicos
y funcionales todos los mamíferos somos semejantes y algunos descubrimientos
realizados en otros mamíferos como ratones, conejos, primates, etc., pueden
aplicársenos.
El descubrimiento clave en este
tema fue comprender que:
“El sexo del cerebro”, y por tanto la
conducta y la forma de ver el mundo, puede diferir del sexo cromosómico y
gonadal.
Los conocimientos científicos
actuales nos dicen que:
Todos los cerebros fetales se forman
originariamente femeninos y si no se ven sometidos a un proceso de
“masculinización” seguirán siendo femeninos durante la gestación y nacerán así;
independientemente de que sus gónadas sean masculinas o femeninas.
El proceso de masculinización del cerebro se produce
en el útero materno, y entre las semanas 8 a 18, mientras que la masculinización del cuerpo se produce
muy posteriormente, en la pubertad.
Ambos procesos están regidos por esa hormona tan típicamente masculina que es
la testosterona, pero actuando en
tiempos distintos y mediante mecanismos metabólicos diferentes. Es por esto que
el mecanismo puede producir finalmente resultados asombrosos, como un cerebro con distinta sexualidad que
su cuerpo.
Es curioso también, a nivel
bioquímico, el hecho de que las dos hormonas clave en la sexualidad masculina y
la femenina: la testosterona y el estradiol, sean moléculas muy similares y
ambas procedentes del colesterol.
Un cigoto tiene, en el vientre de
la madre, una evolución similar si es macho o hembra, salvo que cuando llega el
momento, si el embrión es niño (XY), por
“ordenes” del cromosoma Y, comienza a formarse el tejido testicular. Entre los
meses 3º y 4º, ocurre un hecho singular; los incipientes testículos del bebé
comienzan a segregar testosterona de forma precoz y en grandes cantidades, que
se suman a las que también produce la madre (desde sus ovarios y cápsulas
suprarrenales) lo que provoca una “inundación” de testosterona en el cerebro
del bebé. Y este proceso hace que el cerebro se transforme en masculino. A partir de 4º mes de embarazo a la
testosterona se unirá la hormona SIM (Sustancia Inhibidora Müleriana) que le
ayudará a eliminar las estructuras femeninas del cerebro y erradicarán los
órganos reproductivos femeninos. Así, cuando el parto se aproxima, en el vientre
de la madre habrá un niño con cromosomas XY, gónadas masculinas y cerebro
masculino.
De no producirse esta inundación
de testosterona y en estas fechas fijas, el cerebro del feto no cambiaría, esto
es, seguiría siendo femenino. Al nacimiento, tendríamos un niño, con gónadas
masculinas pero con cerebro femenino. Esto significa que después de nacido se
sentirá mujer y pensará y actuará como mujer pese a tener pene, testículos y cromosomas XY.
Si el embrión fuese de una niña,
esto es con cromosomas XX, su cerebro no sufrirá ninguna transformación durante
la gestación porque no se verá sometido a la testosterona. Incluso la hormona
típica femenina, el estradiol de su madre, no le producirá cambio cerebral
alguno ya que esta hormona no puede atravesar la barrera encefálica y alcanzar
su cerebro. Es más, el feto femenino no comienza a segregar estradiol hasta la
primera semana posterior al parto.
Un cerebro que se forma SIN la influencia
de la testosterona es femenino, independientemente de sus cromosomas.
Un cerebro que se forma CON la influencia
de la testosterona entre los meses 3º y 4º de gestación será masculino,
independientemente de sus cromosomas.
Si esto lo hubiera sabido el que
escribiera el Génesis habría explicado la creación del hombre de modo muy
distinto, quizá así:
Y dijo Dios: Hagamos a la mujer a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza… Dios hizo a la mujer y vio que no era
bueno que estuviera sola, así que tomó un trocito de su cerebro, sopló sobre él
y creó al hombre.
Pero nos falta explicar algo que
ya no nos resultará tan sorprendente: la
segunda fase de la fabricación de un hombre:
Fig 3.- Niveles de testosterona en la vida de un hombre. |
Entre los 9 y los 15 años el
nivel de testosterona aumenta de nuevo hasta alcanzar una concentración 20 veces
superior a la que tenía de niño. Comienza la adolescencia. Dice la Dra.
Brizendine que si la testosterona fuese cerveza, un niño de nueve años
recibiría una copa diaria y a los 15 años, 8 litros diarios. Con esto comienza
un nuevo ciclo de transformación. Comienza a aparecer la barba y el vello
corporal, cambia su voz a mucho más grave, aumenta su masa ósea y muscular, se
vuelve agresivo, territorial, dominante, rebelde, buscador de conflictos, no
escucha a padres ni profesores, los estudios le importan un pito, lucha por destacar por dominar por ser el
macho alfa… y por no seguir enumerando cambios concluiremos con el más
importante:
El centro de su mente lo ocupa el sexo.
Ya tenemos un hombre adolescente.
Manuel Reyes Camacho
BIBLIOGRAFÍA
- · LOUANN BRICENDINE. Cerebro masculino. RBA Libros. 2013. Barcelona. ISBN: 978-84-9867-969-4.
- · FRANCISCO J. RUBIA. El sexo del cerebro. Temas de Hoy. 2007. ISBN: 978-84-8460-628-4
- · FRANCISCO TRAVER TORRAS. El sexo de nuestro cerebro. https://pacotraver.wordpress.com/2013/05/03/el-sexo-de-nuestro-cerebro/
- · S. SEGOVIA y A. GUILLAMÓN: “Cerebro, hormonas y orientación sexual”, en “El cerebro intimo: ensayos sobre neurociencia” de Francisco Mora. Ariel neurociencia, Barcelona 1996.
- · UNAM Las hormonas sexuales y el cerebro: http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/43/las-hormonas-sexuales-y-el-cerebro
- · VALRIA SABATER. El sexo del cerebro. https://lamenteesmaravillosa.com/el-sexo-del-cerebro/
- · Sexuación. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Sexuaci%C3%B3n
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- · UNAM Las hormonas sexuales y el cerebro: http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/43/las-hormonas-sexuales-y-el-cerebro
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- · Sexuación. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Sexuaci%C3%B3n
2 comentarios:
Un artículo interesantísimo y oportuno. Cuánto más felices seríamos sin tantos prejuicios acientíficos. Repito: magnífico.
Gracias, me alegra que te haya gustado. Y es que la ciencia a veces no logra traspasar la barrera de la ignorancia social. Creo que esta se comporta como la barrera encefálica que deja pasar a muy pocas sustancias a su interior.
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