Teoría
del conocimiento
No es fácil
definir la ciencia ni el conocimiento científico actual. Resulta frecuente
encontrarse con discusiones acaloradas sobre el tema, especialmente si en ella
participan científicos y filósofos.
Incluso los
llamados filósofos de la ciencia tienen opiniones radicalmente diferentes
respecto de lo que es la ciencia, su objeto, su naturaleza y sus
procedimientos. Entre ellos, si bien Thomas Kuhn hace aportaciones de
reconocida solvencia e innegable acierto basadas en las ideas de Einstein, para mí, nadie como Mario Bunge ha
explicado la naturaleza de la ciencia y el pensamiento científico.
A mi modo de
ver no hay nada más clarificador para comprender el pensamiento científico, su
evolución y sus peculiaridades, que partir de las raíces mismas del conocimiento,
con Platón. Es el mejor modo de comprender cuál fue la primera visión sobre el
conocimiento y cuál es la visión científica actual del mismo.
Con el fin de
no divagar he expuesto ambas concepciones en forma completamente esquemática.
Mario Bunge
Teoría de
la reminiscencia, o del recuerdo,
Anámnesis de Platón
La fuente del conocimiento
somos nosotros mismos.
Las ideas están impresas en nuestra alma desde antes del nacimiento.
Pero con el
trauma del nacimiento el alma las olvidó.
Para
recuperar el conocimiento interior se necesita la experiencia personal. Las
experiencias que vivimos evocan, nos ayudan a recordar, lo que ya sabemos (del
mismo modo que la fragancia de un perfume nos recuerda a la amada...).
Una vez que
se ha producido en nosotros el recuerdo, la experiencia sensible ya no juega
ningún papel, la experiencia empieza a
estorbarnos.
Para conocer realmente hay que completar y madurar los recuerdos
profundizando en nuestras ideas innatas mediante la reflexión.
El objeto
del conocimiento es
el mundo y nosotros mismos, es alcanzar la noesis
(la sabiduría).
Naturaleza del conocimiento científico
La ciencia es un conjunto de
conocimientos, procedimientos y valores creados por la humanidad mediante el
uso de una modalidad de pensamiento a la que se ha llamado método científico.
La fuente del conocimiento científico,
el método científico, no es otra cosa que el pensamiento creativo, un modo de
pensar, de investigar, que no se atiene a normas o recetas, pero que cuenta con un procedimiento de validación
imprescindible: la experimentación y la
observación. Cualquier hipótesis elaborada no será tenida en cuenta hasta
tanto haya podido demostrar su concordancia con el mundo natural.
El objeto
del conocimiento científico es el mundo real, la naturaleza, el cosmos. El científico aspira a
comprender y describir la estructura y el funcionamiento del mundo, y de sí
mismo, como parte integrante del universo.
La naturaleza
del conocimiento científico
puede tipificarse atendiendo a sus características esenciales:
Es falsable, y por tanto provisional, puesto que
está siempre sujeto a discusión y cambio. Los contenidos de la ciencia se
consideran meras aproximaciones sucesivas a la realidad que mejoran con el
avance de la misma.
Se expresa en lenguaje
matemático. Cuando en
ciencia se describe un fenómeno se hace cualitativa y cuantitativamente,
midiendo del modo más preciso que es posible en cada época, y expresando las
relaciones entre las variables y constantes que rigen el fenómeno mediante
ecuaciones, siempre que es posible.
Es acumulativo,
estructurado y coherente.
Los científicos van arrancando a la naturaleza sus secretos migaja a migaja,
pero estas no siempre encajan entre sí. Los conocimientos logrados se van
ordenando y encajando trabajosamente a lo largo del tiempo, intentando
construir un único edificio lógico que sea capaz de explicar el mundo. Lo que
aún está por lograr.
Es predictivo. Lo que no es más que una consecuencia
del método. Si logramos describir eficazmente a la naturaleza podremos predecir
el modo en que evolucionará cualquier sistema material, conocido su estado
inicial.
Es universal. Las pequeñas o grandes verdades
arrancadas trabajosamente a la Naturaleza ‑sus leyes‑ se cumplen igualmente
en todo el Universo ya que la Naturaleza es única. Así la mecánica de Newton
explicó la causa de los movimientos en la Tierra, y también el mecanismo del Sistema
Planetario Solar. Hoy, ampliado con la Relatividad de Einstein, se aplica al
movimiento de las galaxias.
Pretende ser objetivo, y estar libre de todo prejuicio y
paradigma imperante en la época. Aunque ésta sea la más difícil de las tareas a
las que el científico, como persona, se ha de enfrentar. No obstante, la
objetividad del conocimiento se va depurando con el tiempo.
Los procedimientos son
de una variedad extraordinaria.
Podría hablarse de dos grandes bloques de procedimientos, aunque no sean
independientes: Los utilizados en la investigación y los empleados en
tecnología.
En investigación, cada disciplina tiene su propia
colección de métodos de trabajo que cambian con el tiempo. Con frecuencia
nuevos grupos de investigadores (hoy el investigador aislado es una especie en
extinción) desarrolla nuevos procedimientos. Así, la vieja receta de Francis
Bacon hoy sólo debe considerarse como un procedimiento inicial seguido en su
época.
En tecnología, los conocimientos adquiridos por la
ciencia se utilizan, mediante procedimientos variadísimos, y con frecuencia
geniales, para construir y fabricar toda suerte de aparatos, máquinas que
trabajan por nosotros, ingenios que mejoran nuestra calidad de vida, productos
químicos, como fármacos, abonos, plaguicidas, aceros, polímeros. Aparatos de medida y observación como los
microscopios o telescopios. Aparatos de comunicaciones como el teléfono, fijo o
móvil, etc.
Los resultados. Nunca como ahora la vida y las
costumbres de la humanidad se han visto afectadas de un modo tan profundo y tan
rápido por el pensamiento humano como en esta etapa en que la ciencia y sus
aplicaciones se han universalizado y la práctica totalidad de las culturas
aspiran a adquirir y beneficiarse de los bienes que ha traído la tecnología:
Explotación de fuentes de energía nuclear, solar, etc.; transportes terrestres,
marítimos, aéreos; comunicación impresa, radio, televisión, satélites de
comunicación, Internet; máquinas que nos ayudan en el trabajo intelectual, como
los ordenadores; medicina.
Uno de los
campos en que el conocimiento científico está aún muy atrasado es en neurociencias,
esto es, en desvelar el secreto del funcionamiento de nuestro cerebro. Pese a
ello ya sabemos lo suficiente para poder descartar muchas concepciones
primitivas, como la Anámnesis platónica, o el dualismo cartesiano. La “maquina
pensante” es el cerebro y esta función no se realiza hasta su pleno desarrollo
biológico, y cesa con su muerte (*).
Los valores. El desarrollo de la ciencia ha
generado una serie de valores que a veces han sido explicados y desarrollados
por filósofos y pensadores y que, en mayor o menor medida, son compartidos por
las sociedades modernas. Los más destacados pueden ser:
El
objetivismo no solo puede entenderse
como el sistema filosófico desarrollado por la señora Ayn Rand, filósofa
ruso-estadounidense, sino todo aquel conjunto de actuaciones y pensamiento
basado en el acercamiento a la realidad objetiva y opuesto al relativismo en el que no hay una moral universal
sino que las de cada cultura son equivalentes, no hay valores universales
porque son todos arbitrarios; en el que nuestra capacidad de conocimiento de
las cosas está determinada por el azar y las peculiaridades de nuestros
sentidos y, por tanto, escapa a nuestro control y verificación.
Al hablar de aperturismo habría que considerar su
doble vertiente:
–
El carácter provisional de sus teorías siempre abiertas a revisión y cambio.
–
La generosidad que implica la publicación sistemática de la totalidad de su
conocimiento y de los procedimientos utilizados para adquirirlo, haciendo así
dueña de los mismos a la humanidad entera.
Manuel Reyes
Teoría del conocimiento
No es fácil
definir la ciencia ni el conocimiento científico actual. Resulta frecuente
encontrarse con discusiones acaloradas sobre el tema, especialmente si en ella
participan científicos y filósofos.
Mario Bunge
Anámnesis de Platón
La fuente del conocimiento
somos nosotros mismos.
Las ideas están impresas en nuestra alma desde antes del nacimiento.
Para
recuperar el conocimiento interior se necesita la experiencia personal. Las
experiencias que vivimos evocan, nos ayudan a recordar, lo que ya sabemos (del
mismo modo que la fragancia de un perfume nos recuerda a la amada...).
Una vez que
se ha producido en nosotros el recuerdo, la experiencia sensible ya no juega
ningún papel, la experiencia empieza a
estorbarnos.
Para conocer realmente hay que completar y madurar los recuerdos
profundizando en nuestras ideas innatas mediante la reflexión.
La ciencia es un conjunto de
conocimientos, procedimientos y valores creados por la humanidad mediante el
uso de una modalidad de pensamiento a la que se ha llamado método científico.
La fuente del conocimiento científico,
el método científico, no es otra cosa que el pensamiento creativo, un modo de
pensar, de investigar, que no se atiene a normas o recetas, pero que cuenta con un procedimiento de validación
imprescindible: la experimentación y la
observación. Cualquier hipótesis elaborada no será tenida en cuenta hasta
tanto haya podido demostrar su concordancia con el mundo natural.
El objeto
del conocimiento científico es el mundo real, la naturaleza, el cosmos. El científico aspira a
comprender y describir la estructura y el funcionamiento del mundo, y de sí
mismo, como parte integrante del universo.
La naturaleza
del conocimiento científico
puede tipificarse atendiendo a sus características esenciales:
Es falsable, y por tanto provisional, puesto que
está siempre sujeto a discusión y cambio. Los contenidos de la ciencia se
consideran meras aproximaciones sucesivas a la realidad que mejoran con el
avance de la misma.
Se expresa en lenguaje
matemático. Cuando en
ciencia se describe un fenómeno se hace cualitativa y cuantitativamente,
midiendo del modo más preciso que es posible en cada época, y expresando las
relaciones entre las variables y constantes que rigen el fenómeno mediante
ecuaciones, siempre que es posible.
Es acumulativo,
estructurado y coherente.
Los científicos van arrancando a la naturaleza sus secretos migaja a migaja,
pero estas no siempre encajan entre sí. Los conocimientos logrados se van
ordenando y encajando trabajosamente a lo largo del tiempo, intentando
construir un único edificio lógico que sea capaz de explicar el mundo. Lo que
aún está por lograr.
Es predictivo. Lo que no es más que una consecuencia
del método. Si logramos describir eficazmente a la naturaleza podremos predecir
el modo en que evolucionará cualquier sistema material, conocido su estado
inicial.
Es universal. Las pequeñas o grandes verdades
arrancadas trabajosamente a la Naturaleza ‑sus leyes‑ se cumplen igualmente
en todo el Universo ya que la Naturaleza es única. Así la mecánica de Newton
explicó la causa de los movimientos en la Tierra, y también el mecanismo del Sistema
Planetario Solar. Hoy, ampliado con la Relatividad de Einstein, se aplica al
movimiento de las galaxias.
Pretende ser objetivo, y estar libre de todo prejuicio y
paradigma imperante en la época. Aunque ésta sea la más difícil de las tareas a
las que el científico, como persona, se ha de enfrentar. No obstante, la
objetividad del conocimiento se va depurando con el tiempo.
Los procedimientos son
de una variedad extraordinaria.
Podría hablarse de dos grandes bloques de procedimientos, aunque no sean
independientes: Los utilizados en la investigación y los empleados en
tecnología.
En investigación, cada disciplina tiene su propia
colección de métodos de trabajo que cambian con el tiempo. Con frecuencia
nuevos grupos de investigadores (hoy el investigador aislado es una especie en
extinción) desarrolla nuevos procedimientos. Así, la vieja receta de Francis
Bacon hoy sólo debe considerarse como un procedimiento inicial seguido en su
época.
En tecnología, los conocimientos adquiridos por la
ciencia se utilizan, mediante procedimientos variadísimos, y con frecuencia
geniales, para construir y fabricar toda suerte de aparatos, máquinas que
trabajan por nosotros, ingenios que mejoran nuestra calidad de vida, productos
químicos, como fármacos, abonos, plaguicidas, aceros, polímeros. Aparatos de medida y observación como los
microscopios o telescopios. Aparatos de comunicaciones como el teléfono, fijo o
móvil, etc.
Los resultados. Nunca como ahora la vida y las
costumbres de la humanidad se han visto afectadas de un modo tan profundo y tan
rápido por el pensamiento humano como en esta etapa en que la ciencia y sus
aplicaciones se han universalizado y la práctica totalidad de las culturas
aspiran a adquirir y beneficiarse de los bienes que ha traído la tecnología:
Explotación de fuentes de energía nuclear, solar, etc.; transportes terrestres,
marítimos, aéreos; comunicación impresa, radio, televisión, satélites de
comunicación, Internet; máquinas que nos ayudan en el trabajo intelectual, como
los ordenadores; medicina.
Uno de los
campos en que el conocimiento científico está aún muy atrasado es en neurociencias,
esto es, en desvelar el secreto del funcionamiento de nuestro cerebro. Pese a
ello ya sabemos lo suficiente para poder descartar muchas concepciones
primitivas, como la Anámnesis platónica, o el dualismo cartesiano. La “maquina
pensante” es el cerebro y esta función no se realiza hasta su pleno desarrollo
biológico, y cesa con su muerte (*).
Los valores. El desarrollo de la ciencia ha
generado una serie de valores que a veces han sido explicados y desarrollados
por filósofos y pensadores y que, en mayor o menor medida, son compartidos por
las sociedades modernas. Los más destacados pueden ser:
El
objetivismo no solo puede entenderse
como el sistema filosófico desarrollado por la señora Ayn Rand, filósofa
ruso-estadounidense, sino todo aquel conjunto de actuaciones y pensamiento
basado en el acercamiento a la realidad objetiva y opuesto al relativismo en el que no hay una moral universal
sino que las de cada cultura son equivalentes, no hay valores universales
porque son todos arbitrarios; en el que nuestra capacidad de conocimiento de
las cosas está determinada por el azar y las peculiaridades de nuestros
sentidos y, por tanto, escapa a nuestro control y verificación.
Al hablar de aperturismo habría que considerar su
doble vertiente:
–
El carácter provisional de sus teorías siempre abiertas a revisión y cambio.
–
La generosidad que implica la publicación sistemática de la totalidad de su
conocimiento y de los procedimientos utilizados para adquirirlo, haciendo así
dueña de los mismos a la humanidad entera.
Manuel Reyes
2 comentarios:
Magnífica entrada, yo la definiría como "la esencia de la ciencia en un puñado de palabras".
Las reflexiones de Platón, como la de cualquier filósofo parten de un hecho que se da por cierto sin haberlo demostrado. Platón inicia su reflexión filosófica partiendo de la existencia del alma humana.
La ciencia tomaría la existencia del alma como una hipótesis sujeta a validación.
Según la ciencia, de existir el alma, esta debe estar asociada con la consciencia (no con el pensamiento, que es un subproducto muy posterior de la misma). Entonces, deberemos idear un experimento que demuestre que la consciencia del hombre puede existir más allá de su cerebro. Solo así podríamos llamarla alma.
Según el Experimento Nostradamus, si se demuestra que una persona a podido ver el futuro, habrá que encontrar una explicación física a este hecho. Y puedo adelantar que esa explicación difícilmente será consistente con una consciencia anclada a procesos neuronales.
Interesante
Un saludo
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