Ha vuelto a aparecer en la prensa otra referencia a la “Alianza Educativa” por parte de nuestro flamante presidente de Andalucía, el Sr. Griñán y no puedo menos que mostrar mi perplejidad ante el término y mi curiosidad por el opaco y misterioso contenido del mismo. Ni Google ha sido capaz de sacarme de mi ignorancia.
De sobra conocemos la crítica situación de la enseñanza en todo el Estado. Tras haber sido utilizada por varios gobiernos como moneda de cambio con las autonomías ha quedado tan fragmentada y depauperada que ahora podemos enorgullecernos de tener cuatro sistemas educativos: el de las comunidades del PP, el de las comunidades PSOE, más el catalán y el vasco que van por libres. Un prodigio de pluralidad que hace de la movilidad geográfica de nuestros estudiantes un valle de lágrimas. Y de la igualdad ante la educación de los españoles, un hecho histórico, algo perteneciente al pasado.
Es por esto que cuando aparece alguna noticia sobre pactos o alianzas educativas saltamos de la silla para escuchar. Un gran pacto de todos los partidos, con el objetivo de que las leyes educativas no sean alteradas caprichosamente como consecuencia de la alternancia en el poder de unas fuerzas políticas u otras, estatales o autonómicas, es para todos nosotros como el maná en el desierto. Un arco político que entienda que la educación de nuestros hijos debe estar por encima, y al margen, de cualquier avatar político, sería una utopía, una quimera, un delirio.
¿Pero qué pacto o alianza educativa puede hacerse dentro de una autonomía? ¿Acaso el Sr. Griñán quiere pactar con el Sr. Arenas? ¿Y eso de qué serviría? El pacto educativo que necesitamos o es estatal o no servirá para nada. Arreglados estaríamos si ahora se hace un “pacto” diferente en cada autonomía.
No obstante en el periódico Granada Hoy, del pasado 9 de Mayo podíamos leer:
Griñán: "O forjamos una alianza en la Educación o ésta se nos va de las manos"
Y más adelante:
…esta alianza entre profesorados, alumnos, padres y administración.
Pero ¿cómo? ¿Profesores, alumnos, padres y administración estaban peleados? Pues no lo sabíamos, la verdad, ni lo sospechábamos, pese a que somos del gremio. Y, de verdad, en serio, ¿el Sr. Griñán ha tenido la inspiración arcangélica de que haciendo las paces entre estos estamentos, la educación en Andalucía (la peor de España, que, a su vez, es la peor de Europa) mejorará?
Uno nunca sabe, cuando escucha a estos grandes políticos, si le están tomando el pelo o está oyendo la voz del que clama en el desierto.
Manuel Reyes Camacho
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